1/27/2009

DELIRIO FETICHISTA IMAGINERO MURCIANO. Chapter three.

Pocas veces la iglesia se ha doblegado a las peticiones o a los avances sociales del rebaño, en el caso que atendemos vamos a denominarlo peculiar, colorista, folklórico, al igual que lo que pedían y exigían por aquel tiempo. Pero la gacela se sentía tan identificada con el resto del rebaño que “entendía” que un poco de hierba fresca y recién cortada, siempre refrescaba más que el heno seco y así poder mantener al rebaño en el redil.

Mientras, en el exterior el murmullo pasó con el tiempo a ser alboroto. Congregadas allí desde las edades más jóvenes hasta las cabezas más canas, se dejaban ver más de 300 almas. Hallabansé dispuestos a obtener esa hierva fresca convertida en audiencia. A que los cambios se produjeran, estaban cansados y hastiados de tanto heno seco, de tanta austeridad, de tanta seriedad, de tanta solemnidad en las procesiones.



El grupo de presión era grande, no solo por la cantidad de personas sino más bien por lo que cada uno de ellos desempeñaba en cada una de las parroquias de toda la ciudad. Hasta 80 representantes de estas, ataviados con pancartas alusivas a su reivindicación, (estas de igual estructura a las de hoy en día, pero donde va a parar en lujo, parecían pendones, estandartes). Claro no podía ser de otra manera cuando el artisteo se lleva en la sangre, hasta las pancartas eran verdaderas obras de arte bordadas. Con castañuelas (postizas) anudadas a sus manos, efectuaban un estruendoso ruido a modo de protesta al no ser recibidos por “La gacela”.



Tras unos ruidosos minutos sin acorde ni compás, saltó de entre la multitud la directora de orquesta (¿Cómo no iba a haber una directora de orquesta?, en todos sitios los hay aunque no sepan de música, pero si de protagonismo y de ser en ese preciso momento la más protagonista y artista de entre todas.), que subida en unas cajas de madera a modo de podium y calzando unos monííísimos zapatos de tacón, empezó a hacer gestos para que los allí presentes le dedicarán unos segundos. El caso es que tras el silencio indicado por la maestra, todas las postizas se unirían al unísono a tocar unos acordes conocidos por todas tal como una jota, un chipirrín o el “I Will Survive” de Gloria Gaynor, claro esta, que Gloria no existía por aquel entonces pero seguro que alguna Gloria similar abría. En la esquina sur de la barroca plaza, se encontraban tres señoronas que ya no cumplirían los 60 años más. Ellas sentadas en una mesa recogiendo firmas para la causa y cual de ellas mejor ataviada desde la peluca hasta el calzado.

To be continued....